Mensajes de Urgencia – Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez #Columnista7días
Mensaje de urgencia, es el llamado, recado, aviso, nota, comunicación voz o pregón que lanzamos a los ciudadanos que no estamos atemorizados sino aterrorizados de saber que a punta de sablazos, cambio de reglas de juego, imposiciones ya manipuladas y una serie de mensajes directos –que no queremos leer como corresponde en su esencia- es que nos están gobernando y por sus nefastos resultados no dan pie con bola y lo que ellos propone son la panacea… pero se han venido rompiendo las cadenas productivas, las que condicionan las firmas en supuestos acuerdos, y vendrán voces muy recias.
Hoy en el día de los trabajadores, a quienes saludamos -es decir nos autosaludamos- pues siendo una festividad pública alrededor del mundo, del llamado movimiento obrero, por las reivindicaciones laborales y sociales rememorando a los mártires de Chicago y los de nuestro entorno, no sólo es por su asesinato, silenciamiento o reconocimiento sino que en su preciso momento hicieron valer sus tonos de urgencia para que se tomaran las medidas, leyes serias y que abarcaran a las mayorías, pero no las que se arman para salir de las premuras; pero…
Para otras jugadas se radican o presentan proyectos, acuerdos, ordenanzas, leyes, reglamentos y toda clase de estatutos, algunos rebuscados y otros muy bien elaborados, pero ponerle en aprietos a quienes piensan en colectivo y saciar a quienes son unitarios por llevar la contraria, no es parte de lo que esta nación llamada Colombia ha construido por más de doscientos catorce años y ello sí que es patrimonio de todos, como nuestro digno y muy próximo a ser modificado: el “Altar de la Patria”.
Una funcionaria con todo el poder concentrado, abstrayendo ser triunfadora, noble, sabia y victoriosa, cual “corona de laurel” (y no es cuestión de género, porque sería muy valioso que se dieran sus logros) que tanto se espera de nuevas generaciones, pero no así. No es de la esencia de clanes, que valga recordar que son afinidades por lazos familiares, parentescos o ascendencias y descendencias, los que sigan siendo los estigmatizados por sus malas actuaciones, cuando todos pertenecemos mínimo a uno; pero que ya somos regentados por una forma de delegación, no oficial o por lo menos no consagrada en la Constitución, y que se guarda en espirales de silencio.
Y no dejemos pasar por alto que la o el (red) “gratuita” Facebook ya al realizar una pequeñas o rápidas consultas envía la motivadora invitación a realizar aportes voluntarios o donaciones de solo siete mil pesitos, haciéndole competencia a la otrora lotería de la banderita, con la voz e imagen de “Pachequito”, para tener que presupuestar cuando se convierta en obligación, como un mensaje de urgencia que nos están poniendo en nuestras pantallas y ya vendrán incitantes llamadas; sin hacer caso a la poco publicitada ley “dejen de fregar”; y acaban de llamar a ofrecer plan para urgencias.
Disidencias en todo siempre habrá, pero las que no se deben consentir son las que en medio de sus mensajes de urgencia hacen daño, inmediato o a posterioridad, con sus graves consecuencias, y en ello hay que valorar las pertinentes denuncias periodísticas de gran formato y que otrora las páginas con tintas hoy son (equis) X o trinos, algunos fundamentados, en contexto y con sustancia, y los que circulan a la velocidad más del 10G, pero que hacen el juego a los de turnos, cual reyecitos voladores, que se atreven a pedir -en la comarca- carros blindados para sus cónclaves y luego atacarlos.
Y comienza el mes de las Madres, a ellas no un día, unas horas, sino cada milésima de segundo para agradecer que en esos momentos de urgencia nos trajeron al mundo, con fuertes mensajes.
*Por: Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez. @ricardocipago
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