¿A qué jugamos? – Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez #Columnista7días
Esto no es de un juego de palabras, de sentimientos o de compromisos… es un reto que todos visionamos pero muchos no somos atrevidos para proponer o lo que debe ser más concreto es ofrecer los servicios profesionales para que no sigamos en tener que esperar una llamada, un respaldo o un reconocimiento, a lo que con los años se ha denominado experiencia o para satisfacer unos juegos de intereses que ya coparon todos los niveles, de lo público y hasta lo privado.
Más allá de la realidad que se vive en los entornos de nuestras comunidades vamos encontrando una serie de situaciones que nos tiene acomplejados, incómodos y hasta perplejos de lo que podemos visionar, proyectar, organizar o invertir para el 2024; porque ya arriesgar no es una consigna, sino que es preferible consultar, dejarse asesorar y hasta hablar con los que supuestamente son los que nos van a dirigir y cómo confiar en sus palabras o argumentos.
Más que filosofar es ser realistas a lo que estamos viviendo y algunos con más preocupaciones porque ya van pasando los años es saber a qué nos vamos a enfrentar, pues ya los argumentos no son los que ganan sino los juegos astutos o las estrategias, de quienes se ha dedicado a cobrar por lo que les ha funcionado en sus argumentos de con cara, sello o con ambas se gana, nunca perder.
Cumplir esos sueños ya no será tarea de quienes se hicieron elegir, y lo lograron, sino de quienes buscaremos una serie de alternativas para hacer realidad anhelos de meses, años y hasta de entornos que nos den respuestas a tantos intentos para que conversemos, hablemos, consensuemos y hasta acordemos los mínimos para no tener que renegar, protestar y hasta ser activistas mudos o silenciosos de tantos intentos por buscar cambios reales, pero decepcionados de quienes llegaron con esas banderas y lo que están haciendo es destruir y algunos van a hacerlo a su manera, con una serie de acciones, instrumentos y personajes que no les importan sus principios sino seguir de largo por continuar con sus estigmas de poder, de hacer lo que representa réditos.
Por estos días muchos asiduos lectores, nuevos y hasta sorprendidos de lo que sucedió hace unos 50 años, específicamente con “Cóndores no entierra todos los días “, del maestro Gustavo Álvarez Gardeazábal vemos, encontramos, recordamos, devolvemos y hasta alarmados con las situaciones que nos tiene acomplejados, aletargados y estigmatizados por las diversas violencias que se reviven.
Nada es por azar sino que obedece a una serie de repeticiones absurdas con ataques, con regiones marcadas por mentiras o unas verdades a medias que se han apoderado de incautos, de activismo desaforado para reclutar a quienes buscan nuevos horizontes y con las facilidades vendidas resultan engañados, utilizados y hasta cerrando los ojos para defender a quienes poco o nada conocen, pero aquí lo primero es satisfacer a los ungidos que asumir las verdades con entereza, con responsabilidad y no seguir enviando mensajes que sólo llevan a ser burlados de nuevo y con vergüenza ante el mundo. Pero con el pasar de los días se suma a las anécdotas del día a día.
Por ende, no se entiende a qué es que jugamos en unos escenarios que se supone debemos superar tantos infortunios de los que ya habíamos recibido reportes de prueba superada, pero se retoman para hacer catarsis; y para analizar uno sólo sector, el de alimentarnos de forma saludable, o el de gobernantes que tienen la facilidad de atacar a los medios de comunicación para lograr el eco a sus rollos de invenciones o tapar sus escándalos que tanto daño nos hacen a todos en la sociedad…
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