Ése cuentico barato que es "hora colombiana" que lleva a una
serie de personajes a ser incumplidos, irresponsables y hasta groseros ya no
más, exijamos que se cumplan las horas de citas, de convocatorias, de exámenes
y de ceremonias. Si requerimos un máximo de 15 minutos de beneficio, es
suficiente.
Funcionarios ya son tan descarados que imponen sus horarios, justifican
cualquier bobada a su favor y se pasan las mínimas normas por la faja para
luego ufanarse, por hacerse notar o el importante, eso ya está pasado de moda y
el efecto es contrario-llegan al ridículo-y demuestran su incultura, su
desorden y su arrogancia. Y además incomodan, rompen las normas y retrasan el
desarrollo de la actividad. Respeto.
La puntualidad es una disciplina, respeto por el tiempo de todos y una
norma de educación y cortesía. Y no tratar de dar explicaciones o excusas, con
lo que hacen es dilatar la reacción de los que son puntuales. Es preciso
retormarlas como enseñanza y exigencia en aulas de clase-más en la universidad-
Impulsar la estrategia -con éxito en Acción Social y OEA-del actual
Director del SENA Luis Alfonso Hoyos Aristizábal- de por cada minuto de llegar
tarde se cobra una suma de dinero, que va a un un fondo común pro acciones
cívicas, solidarias, sociales, estímulos, de integración o pago de deudas
comunes.
Pero no sólo es el llegar, es el estipular el tiempo para salir, para
las intervenciones serias y puntuales, para atender a un usuario-pues siempre
habrá uno o más esperando su turno-, saber utilizar los cajeros, responder por
la tareas a tiempo, atender a un cliente y hasta compartir socialmente, en las
misas, en los conciertos, en los funerales, a una entrevista de trabajo o a un
encuentro con amigos...y si se hace necesario anticiparnos en esos valiosos 15
minutos, pues siempre serán a nuestro favor.
No echemos culpas a que es "hora colombiana" pues el tiempo es
igual para todos, puntualidad y YA.
Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez Comunicador y Periodista (@ricardocipago)
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